viernes, 18 de enero de 2019

Errejones, Carmenas y votantes cabreados

¿Errejón y Carmena?
Ya está. Es el fin de Podemos. Se ha acabado el ciclo del 15-M, lo que queda de Podemos se fusionará con IU y obtendrá resultados similares, Errejón y Llamazares se integrarán en el PSOE, todo el mundo votará a VOX, caerá fuego del cielo, los océanos se abrirán, surgirán de ellos los titanes, bajarán los dioses desde el Valhalla a combatirlos y... Bueno, no, creo que todo eso ya no.

Exceptuando las chorradas finales, todas las demás afirmaciones las he leído en las redes a lo largo de los días de ayer y de hoy. Todo eso acompañado de chistes sobre piolets (forzando paralelismos de la dupla Iglesias-Errejón con Stalin-Trotsky) y de la nueva "predicción de los Simpson" por medio de la imagen de Milhouse con su abuela italiana (la cual acompaña al artículo). Resulta que todo se resume en que Errejón y Pablo estaban en guerra interna y, como Íñigo la había perdido, ha decidido cambiar de bando, y el mismo Echenique ha opinado que debería dimitir del partido, pero a la vez ha soltado el chascarrillo de que entonces "de qué iba a vivir hasta mayo". Desde el pablismo se afirma que está "fuera de Podemos", y parece que los "supporters" del trifachito andaluz ya se frotan las manos pensando en exportar su frente patriótico anti-progresismo a las elecciones generales.

Como siempre, opiniones hay para dar y vender, pero la mayoritaria parece lamentarse o burlarse de la "puñalada a traición" de Errejón, y ahora todos los hipotéticos futuros fracasos de la izquierda serán solo culpa suya (antes todo era culpa de Cataluña). Pero una vez que las carcajadas y el cabreo se han evaporado, reflexionemos. ¿Qué comporta esta situación? No olvidemos que Carmena estaba impulsando Más Madrid a partir de sus marcadas diferencias con la dirección de Podemos. Ya parecía que se acababa el mundo cuando Rita Maestre y otros cinco concelajes más "carmenistas" fueron expulsados de Podemos. Así mismo, a Carmena se la identifica tradicionalmente con posiciones más moderadas, socialdemocracia reformista, posición con la que curiosamente también se suele identificar a Errejón. Pero dejando de lado todos estos detalles, hay una curiosa tendencia en toda la compleja constelación que forma Unidos Podemos: en general, las candidaturas "autóctonas" han sido mucho más exitosas que el partido matriz.

No estoy diciendo que Podemos fuera un fracaso, pese a que la mayoría de marisabidill@s así lo afirman (generalmente junto con un cuñadesco "yo ya lo decía desde el principio"). Llegar como partido nuevo y convertirse en muy poco tiempo en una de las principales fuerzas políticas, rompiendo el bipartidismo de la noche a la mañana, es un rotundo éxito, pero se le pusieron espectativas excesivas (y, curiosamente, VOX con resultados peores se los considera un gran éxito). Claro, que dichas espectativas de victoria ya eran utilizadas como propaganda y pompa por el propio partido, el famoso "asaltar los cielos" que repetía el mismo Iglesias, con intención de que fueran percibidos claramente como candidatura ganadora y que dicha percepción fuera determinante para cazar votos indecisos. Pero en pocos sitios han logrado "ganar", pese a mucho trabajo y esfuerzos (e innumerables escisiones). Sin embargo, las candidaturas de los "ayuntamientos del cambio" en muchos casos lograron conquistar el poder a la primera. Ahí están Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Corunha, Cádiz... Y además, tenemos el caso de En Comú Podem en Catalunya, que fue primera fuerza en las dos vueltas de las elecciones generales, siendo Barcelona y Tarragona las únicas provincias que aparecían pintadas de morado en el mapa electoral. En general, todas estas candidaturas "de proximidad" no salieron como una seta en el bosque, sino que fueron el resultado de todo un conjunto de luchas municipalistas que venían de muchos años atrás. Ahí está el secreto de su triunfo. Sin embargo, el gran pacto "desde arriba" de Podemos + IU no resultó tan exitoso como se esperaba, pese a que en el resultado electoral corrieron muchas sospechas de tongo. Y todo el mundo se pregunta por qué, y cada cual da su teoría, acorde a su opinión (como no, porque como digo siempre, éstas son como las posaderas, no hay quien no tenga). Los "yo creo que..." de toda la vida. Pero para valorar por qué antes todo el mundo iba a votar a Podemos y ahora todo el mundo augura su final, podríamos establecer paralelismos con la nueva candidatura de moda, VOX.

¿Qué tienen en común VOX y Podemos? Ambos aparecieron de forma inesperada, en elecciones que no eran generales (en las europeas los morados y en las andaluzas los neofachitos), y ambos ocuparon la práctica totalidad de los medios de comunicación durante los meses posteriores. Y a ambos les cayeron críticas por doquier, con intención de desprestigiarlos, aunque en el caso de VOX precisamente éstos viven del desprestigio... y puede que Podemos también se beneficiara de éste. Porque, ¿quiénes votan ahora a VOX? Como dijo el mismo Errejón, no hay 400.000 fascistas en andalucía de la noche a la mañana, y los estudios de estadística que muestran que el simpatizante de VOX es mayoritariamente hombre, mayor de 45 años y de ingresos medios, tampoco nos dan una radiografía exacta, porque gente con ese perfil la hay de muy variada ideología. Hablando con gente de Andalucía que ha votado a VOX, en muchos casos se percibe que ha obedecido a un voto de castigo, un "que se jodan", un alivio después de quedarse agusto, como quien suelta un taco bien gordo. En resumen, un votante cabreado, que desde el inicio de la crisis de 2008 perdió un nivel de vida que ya no volvió, que estaba harto de corrupción y enchufismo durante más de 30 años en la Junta de Andalucía, que no ha entendido (o no ha querido entender) nada de lo ocurrido en Catalunya y ha percibido al gobierno estatal como "demasiado blando", y que cree que la inmigración está fuera de control y puede convertirse en un problema muy grave. Cierto, ese votante cabreado comete importantes errores de juicio, ya que está muy desinformado, pero eso es inevitable. El caso es que VOX es el reclamo de los "votantes cabreados", que votan con ganas, con visceralidad, y contándoselo a todo el mundo. Pero allá por el 2015, quien capitalizaba el voto más indignado (y nunca mejor dicho) era Podemos.

Porque Iglesias ha dejado de ser el profesor universitario de Vallecas siempre enfadado que iba a llevar a las masas cabreadas a echar a la casta de las instituciones, y ahora es el líder ególatra y caudillista que vive en un casoplón de la Sierra. Cometió un gravísimo error moderando su lenguaje, alabando a Zapatero y declarando su candidatura como socialdemócrata (que, la verdad sea dicha, lo es). Pretendía ganar votos por medio de un discurso más suave que no asustara, y resulta que los perdió. Los que se ilusionaron con Podemos querían asaltar los cielos, estaban indignados y estaban reconduciendo su furia de forma positiva hacia la ilusión de un cambio. Y se les desilusionó priorizando el tacticismo. Ya de entrada desilusionaron con la decisión de no acudir a las municipales de 2015 con su propia marca. Sí, teóricamente era una medida de prudencia, de no correr demasiado e intentar hacer las cosas bien sin precipitarse, pero la gente indignada se moría de ganas de asaltar los ayuntamientos, quería lograrlo, lo necesitaba, y por eso confió en las candidaturas municipalistas, que en muchos casos acabaron recibiendo el apoyo del propio Podemos.

Es posible que el señor Errejón en realidad sea mucho más listo de lo que algunos se creen, y se haya dado cuenta de que Podemos como marca ya está amortizado y no genera la suficiente ilusión, y habiendo perdido al "votante cabreado", dar un giro hacia una candidatura "autóctona" de Madrid podría ser una apuesta por el caballo ganador en vez de intentar impulsar al que ya a todas luces se ve perdedor. Con su maniobra es muy probable que finalmente sea Podemos quien tenga que situarse en una posición subalterna respecto a Más Madrid, como ya tuvo que hacer en Catalunya respecto a En Comú. Porque cuando ha sido el Podemos "central" quien se impuso sobre candidaturas autóctonas, el resultado no fue bueno, pero cuando fue al contrario hubo resultados más que aceptables.

¿Podría todo esto significar una "deconstrucción" de Podemos como partido monocolor con sucursales, al estilo tradicional, y su definitiva reconversión en una gran alianza de candidaturas, como parece ser la tendencia con la coalición Unidos Podemos? Es posible. Y ésta nueva combinación, abierta a nuevas incorporaciones y cooperaciones de partidos y organizaciones, podría frenar la sangría de la izquierda al sur de los pirineos. Porque tanto en Francia como en Italia hemos visto cómo la socialdemocracia ha muerto, y resulta muy difícil ocupar su lugar. Pero ya se sabe, la izquierda es variopinta y las pugnas entre facciones son su más pura esencia, pero paralelamente a todo el circo mediático de los partidos grandes, durante toda la década del 2010 se ha luchado a nivel municipal por el cambio. Ya han habido ciertas conquistas y es posible que aún haya muchas por llegar. Como decimos los corunheses, "xa veremos"...

ECG.


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